sábado, 23 de marzo de 2019

Frederico Füllgraf escribió hace 4 años sobre el prontuario de Jair Bolsonaro, aliado de Juan Guaidó, el Wikipresidente autoproclamado de Venezuela. Aquí el artículo.


Elogio de la violación de la mujer-objeto



Escribe Frederico Füllgraf

Diputado brasileño escandaliza el mundo, diciendo que no viola a su colega parlamentaria porque ella “no se lo merece”

En el Palacio del Planalto, en Brasilia, la presidenta Dilma Rousseff recibía el informe final de la Comisión Nacional de la Verdad (CNV), constituida en 2012 para investigar los crímenes de violación de derechos humanos (DDHH) cometidos en los calabozos de la dictadura militar, entre 1964 y 1985.

A decir verdad, cuando firmó la ley que creaba dicha comisión, la mayoría de los crímenes y sus autores ya eran conocidos, pero la presidente – ella misma una ex presa política torturada – tenía que exorcizar la omisión de sus predecesores y convertir las denuncias de los organismos de DDHH en memoria oficial de Estado.

Y mientras leía su discurso se emocionó, porque uno de los tres volúmenes del informe de 4.400 paginas contiene relatos sobre los 434 muertos y desaparecidos. La mandataria intentó retener las lágrimas, pero no pudo. Contagiado, el auditorio completo se alzó de sus sillas, le brindó una salva de aplausos y salió a abrazar a la presidente.

A cincuenta años del golpe cívico-militar del 31 de marzo de 1964, por fin el Estado brasileño aceptaba la catarsis. Pero fue necesaria una ex presa política como mandataria para que ocurriera.
En paralelo, algunas horas después, la ex ministra de DDHH y ahora diputada María do Rosario, del Partido de los Trabajadores (PT), ocupaba la tribuna de la Cámara de Diputados, destacando la transcendencia histórica del informe.

Pronunciaba sus últimas palabras, cuando fue interrumpida desde el centro de la plenaria. El diputado Jair Bolsonaro pedía la palabra. Cuando ocupó la tribuna, María do Rosario abandonó ostensiblemente el recinto, en reiterada señal de protesta, pues ya sumaban más de dos incidentes en los que el “colega” la insultó con palabras de baja calaña y amenaza de agresión física, toleradas por un Congreso omiso e inoperante.

Entonces Bolsonaro disparó su repertorio, un cóctel indigesto del pensamiento gorila y machista: “¿Por que no te quedas, María do Rosario? Quiero que oigas lo que tengo que decir. El día internacional de los derechos humanos es el día del vagabundeo, el día en que el gobierno celebra la protección a los criminales!”.

Con un ataque frontal al pasado de la presidente, quiso denunciar por enésima vez lo que es público y notorio: que Dilma Rousseff fue guerrillera, que luchó las armas en la mano contra la dictadura, que participó en un asalto a un banco, etc. etc. etc.

Todos actos “criminales”, según la beocia letanía de la ultra-derecha civil y militar, pero desde siempre admirados por el pueblo y explicados por los tribunales internacionales, que hace décadas declararon a las dictaduras como regímenes ilegales y usurpadores.
Pero en la tribuna o donde sea, Bolsonaro no habla como un ser humano normal: el ex capitán del ejército brame, gruñe, ladra y espuma al ritmo de metralleta, mientras su rostro se desfigura con arrugas, ojos hinchados, manías y espasmos.

Bolsonaro sufre de trastorno disocial de la personalidad, el parlamentario es un agresivo sociópata.
¿Pero será posible que el presidente de la Cámara no haya prestado atención a su primera frase? Por suerte, en las dos cámaras del Congreso graban todas sus reuniones, discursos y espectáculos degradantes, y dándole vuelta al video allí está la frase increíble, impronunciable, abominable: “Ud. me ha acusado de violador, y yo le contesté que no la violo porque Ud. no se lo merece!”.

¿Cómo se explica que el presidente de la mesa no le haya quitado la palabra, no le cortase el sonido al micrófono del troglodita abyecto?

El arquetipo del terrorista y golpista

Tenía apenas nueve años cuando sucedió el golpe civil-militar, que lo fascinó en su juventud y lo motivó a engancharse en la Escuela de Preparación de Cadetes del Ejército y la Academia Militar de Agujas Negras, de donde egresó como oficial paracaidista. En 1986, fue arrestado durante quince días por liderar una manifestación no autorizada por la mejoría de los sueldos de la tropa. No satisfecho, pocos meses después, el paracaidista planeaba una serie de atentados terroristas.

El 28 de octubre 1987, un reportaje de la revista “Veja” denunciaba el plan del entonces capitán de explotar bombas “en distintas unidades de la Villa Militar, la Academia de Agujas Negras, y en varios otros cuarteles”. Detenidos, Bolsonaro y uno de sus cómplices, negaron perentoriamente las imputaciones, pero al ser entrevistado por la revista, el militar cometió un error: había diseñado un croquis de la bomba que sería explotada en la aductora de aguas de Guandu, que abastece Rio de Janeiro.

Se lo mostró a la reportera y olvidó pedírselo de vuelta. Astuta, la periodista escondió el croquis en su cuaderno y la revista entregó la prueba al general Pires Gonçalves, que lo denunció a la Justicia Militar. Empero, contra todas las pruebas, el capitán terrorista – que en su afán de dinamitar cuarteles y la principal aductora de agua de una ciudad con 7 millones de habitantes, incorporó a su cálculo la muerte de decenas de personas – fue absuelto por la Suprema Corte Militar; circunstancia que ilustra la orientación ideológica del tribunal castrense.

Psicópata homófobo y defensor de la tortura

Pocos años después abandonó las fuerzas armadas, porque su insubordinación recurrente le indicaba una carrera sin futuro, y apostó a la política, haciéndose elegir, inicialmente, como concejal del inexpresivo Partido Demócrata-Cristiano por el municipio de Rio de Janeiro.

En siete años, de 1988 a 2005, el ahora diputado federal había logrado la proeza de inscribirse y luego desafiliarse de cinco partidos políticos diferentes, minúsculos y conservadores, utilizándolos como la mayoría de sus colegas como meros trampolines para sus intereses personales.

En el Congreso prosiguió con su campaña por mejores sueldos de la tropa y como vocero de los quistes conservadores del law & order, que defienden la tenencia masiva de armas, la pena de muerte, el fusilamiento de criminales por cuenta propia, ejecutables sin proceso ni defensa, y que oponen virulenta resistencia a los derechos de minorías, sean homosexuales o indígenas.

Con los 450 mil votos que obtuvo en las últimas elecciones, Bolsonaro se siente “intocable”, radicalizando aún más su resistencia a la democratización y la liberalización de las costumbres, ya sea el debate sobre la descriminalización de las drogas livianas, las cuotas raciales en la enseñanza pública, o las leyes que reglamentan la vida en pareja, y sobretodo el reconocimiento legal de parejas homo-afectivas. Y porque una nueva ley autorizaría la adopción de hijos a los homo-afectivos, el ex militar la difamó como “incentivo a la pedofilia” y otros desastres de la civilización. Su “receta” para tratar con un homosexual en la familia resume la irracional acepción del sentido común, cargada de prejuicios: “¡Rómpase al cabrón de una paliza, a ver si continúa con mariconadas!”

El año 2011, cuando el Congreso discutía el proyecto de ley que criminaliza a la homofobia, Bolsonaro tomó asiento atrás del diputado Jean Wyllys, un periodista gay asumido, y mientras este hablaba, el ex militar lo insultaba en voz baja: “¡Puto sinvergüenza!”. El Partido Socialismo y Libertad (PSOL), de Wyllys, demandó a Bolsonaro en el Consejo de Ética y Decoro Parlamentario, acusándolo de diseminar el prejuicio y estimular la violencia, al justificar la agresión y el asesinato de homosexuales en Brasil, demanda que quedó sin efecto. 

Es más. Sintiéndose “inamovible”, desde la tribuna de la Cámara de Diputados el derechista atacaba a “los gobiernos de izquierda, comandados por terroristas”, a los que imputaba la “destrucción de la familia y de las buenas costumbres”.

La impunidad como estímulo

Mientras el Estado se esfuerza para proteger los DDHH, Bolsonaro reivindica las dictaduras. En agosto de 2000, en la Cámara de Diputados en Brasilia se celebraba el fallo de la Corte Suprema chilena, despojando el ex dictador Pinochet de su inmunidad parlamentaria. Contrariado, Bolsonaro berreó que “Pinochet debería haber matado más gente”.

En 2012, cuando la presidenta Rousseff instituyó la Comisión de la Verdad, el milico perpetuum causa la provocó, vociferando que “el único error [de la dictadura] fue torturar y no matar”, aullidos que reverberaron por altavoz lo que en los cuarteles se tramaba en voz baja.Sin embargo, el mismo diputado hace una aclaración. Su predilección por los fusilamientos de presos políticos y criminales comunes no significa que desprecie la tortura. Todo lo contrario: “el objetivo es hacer que el sujeto abra la boca. ¡Hay que reventar a los gallos para que comiencen a hablar!”, declaró en la misma época a la revista “Isto É”.

A cada iniciativa de los organismos de DDHH, el propagandista de la tortura y del asesinato respondió con vejación, injuria y ofensa. Para provocar a la agrupación “Tortura Nunca Mais”, que muchos años antes de la Comisión de la Verdad ya buscaba las osamentas de detenidos-desaparecidos, en la puerta de su oficina parlamentaria prendió un dibujo con un cuadrúpedo, que decía: “Quienes exhuman huesos enterrados son los perros”.

En los pasillos del Congreso se divirtieron con la infamante broma, nada más. Y ahora, ante el criminal insulto del ex militar a su colega María do Rosario, la presidenta Rousseff y su gobierno callaron otra vez.

En una nota publicada el 13 de diciembre en el diario “Folha de S. Paulo”, el columnista Ricardo Melo advertía que la “licencia“ del diputado para cometer crímenes execrables, como la defensa de la violación, no existe. “Las concesiones ante un pasado abominable cobran un alto precio en el presente y en el futuro. El diputado Bolsonaro ahí está para comprobarlo”… “Bolsonaro idolatra el abuso sexual, ofende colegas y, siempre que puede, hace poco caso de los derechos humanos. Un bandido. Sus herederos siguen por el mismo camino, clamando por una intervención militar. Un bello día, la historia pedirá permiso para repetirse”.

Durante dos meses – durante y después de las elecciones de octubre-noviembre de 2014 – Bolsonaro, su hijo y sus páginas en las redes sociales intentaron precipitar la Historia, convocando manifestaciones en São Paulo clamando por el impeachment de la presidenta recién electa y un golpe militar.

El colmo del ridículo fue su petición enviada por internet a la Casa Blanca en Washington, exigiendo una intervención americana en Brasil: la extrema-derecha tropical histérica, llamando a socorrerla a la caballería del General Custer.
No tuvieron éxito, en Avenida Paulista no juntaron más que 5 mil individuos, y la Historia, astuta, no se dejó desviar de su curso democrático.

Violación: el arma de los vencedores

Al decir “yo no la violo porque Ud. no se lo merece”, el militar-parlamentario no sólo insultó de modo infamante a la diputada María do Rosario, sino que ofendió el foro íntimo de todo el género femenino sobre la faz de la tierra. En particular la memoria de millones de mujeres cruelmente violadas por ejércitos vencedores y torturadores al servicio de las tiranías, desde la remota Grecia hasta el oprobio de miles de mujeres yazidíes, secuestradas y abusadas por la milicia terrorista “Estado Islámico”.

Con su banalización e incitación al abuso sexual de mujeres, Bolsonaro reitera la continuidad de un acto arcaico hoy tipificado como crimen repulsivo: la posesión violenta de la mujer como “trofeo” de guerra.

En el Occidente, el arcaísmo repugnante tiene sus raíces en la Grecia antigua, en donde la violación de la mujer del enemigo era cláusula de reglamentos militares, considerada conducta socialmente correcta. Tal aberración prevaleció desde la Antigüedad y la Edad Media hasta el siglo XIX. Y a pesar de ser tipificada como crimen de guerra, la violación masiva de mujeres por los ejércitos vencedores empapó de sangre femenina todo el siglo XX: 2 millones de mujeres alemanas abusadas por el Ejército Rojo de Stalin; 300 mil mujeres y niñas coreanas estupradas por las tropas invasoras japonesas; y según informes de la ONU, “entre 100 mil y 250 mil mujeres de Rwanda violadas durante el genocidio de 1994; 60 mil mujeres abusadas durante la guerra civil en Sierra Leona (1991-2002); más de 40 mil en Liberia (1989-2003); hasta unas 60 mil en la ex Yugoslavia (1992-1995) y al menos 200 mil en la República Democrática del Congo, desde 1998”.

La perversidad del “mérito” femenino

En esa estadística repulsiva se inscribe la violación de miles de mujeres detenidas por motivos políticos en los calabozos de las dictaduras latinoamericanas.

Al declarar el enfrentamiento de la oposición como “guerra interna”, la dictadura brasileña justificó el secuestro y abuso de decenas de mujeres jóvenes, de las que muchas se encontraban embarazadas. Los casos documentados por la Comisión de la Verdad de Brasil superan cualquier imaginario del terror: vejación de prisioneras desnudas, tortura en los órganos genitales, abuso de esposas delante de sus maridos torturados, violación de la vagina y del ano con palos, caños de armas, perros y serpientes, acto seguido abuso por los mismos torturadores. Centenas de sobrevivientes argentinas y chilenas tienen los mismos recuerdos.

La violación es el acto extremo del dominio masculino sobre la mujer y busca su aniquilación. El abuso despersonaliza y deshumaniza a la mujer, en algunos casos para el resto de sus días. Hay mujeres que no resistieron a la humillación extrema, suicidándose. Otras enfrentaron años de terapia para rescatar su alma quebrada, muchas aún vagan por noches de insomnio a más de 40 años del instante de su suplicio. Y esta obscenidad degradante el parlamentario brasileño la define como “acto meritorio”, o sea, que las víctimas deberían “agradecer” por la violencia sexual sufrida, suposición ciertamente engendrada por la mente enfermiza de psicópatas.

Cada tres minutos, una violación; cada dos horas, un femicidio

La criminal banalización del abuso sexual por el parlamentario brasileño se reviste de ropaje dantesco cuando es proyectada sobre la pantalla de a vida cotidiana brasileña.

Según el 8º Anuario de Seguridad Pública brasileño, en 2013 fueron registrados en todo país 50.320 casos de violaciones, incluyendo hombres. Pero la documentación advierte una circunstancia que agrava todavía más a las estadísticas: “según investigaciones internacionales, apenas 35% de las víctimas relatan los crímenes a la policía, de modo que en 2013 pudiesen haber ocurrido 143 mil violaciones”.

El abuso sexual y el femicidio en Brasil provocan el vértigo y buscan un autor capaz de narrar la dantesca carnicería: según ONU Mujer (2014), más de 92 mil mujeres fueron asesinadas en Brasil entre 1980 e 2010. Un operativo de guerra, una ciudad borrada del mapa empapada de sangre femenina. La masacre está en curso, 5 mil mujeres asesinadas anualmente, mujeres violadas, degolladas, hechas pedazos, una cada dos horas.

Expulsión de la vida parlamentaria y penalización criminal

Que un escenario como este vaya de la mano con la democracia distributivista es un espanto. Que sea posible se debe a las raíces culturales del machismo y a la vociferante impunidad: la ausencia del Derecho y del Estado, que excitan y reaniman a sujetos como el ex capitán, hoy parlamentario, a envalentonarse públicamente como violador.

Ela Wiecko, vice-procuradora-general de la República, en Brasilia, demandó al diputado por incitar públicamente a la práctica de crimen de violación. La denuncia (Inq 3932) fue formalizada el 15 de diciembre en la Corte Suprema brasileña (STF) y será analizada por el ministro Luiz Fux.

Decenas de otras demandas – de parlamentarios, agrupaciones de mujeres y DDHH – conmueven la sociedad brasileña indignada. Habiendo quebrado no sólo el decoro parlamentario, sino ofendido también a miles de mujeres victimadas por la tortura y el irrespeto a su género femenino en escala planetaria, sería de esperar que los Parlamentos y Gobiernos latinoamericanos emitan una nota de repudio, observando que la presencia de Jair Bolsonaro en la vida política del más gran país de la región, y su elogio de la violación, son incompatibles con la construcción de la Paz, la Justicia y la Democracia en el continente latinoamericano.

viernes, 22 de marzo de 2019

Derecha venezolana en contra del software libre


La Asamblea Nacional de Venezuela, de mayoría opositora y que fue declarada en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), anunció este 20 de marzo que "reformará" la Ley de Infogobierno, instrumento jurídico aprobado en 2013 por el Parlamento y que, entre otros puntos, declara la obligatoriedad del uso de software libre en la plataforma tecnológica del Estado venezolano (ver la ley aquí).

Según informa una nota de prensa, la comisión permanente de Ciencia y Tecnología del ente legislativo en desacato, liderada por el exgobernador exadeco (hoy de Primero Justicia) Luis Lippa, procederá a "reformar" la Ley de Infogobierno, por ser un "instrumento normativo que impide el uso del software privativo y comercial en las instituciones del Estado y Universidades Públicas".

El parlamentario "considera pertinente el uso del software privativo como una opción". También señala que "hay que sustraer de su articulado toda la carga política ideológica, económica y social que se le ha incluido sin razón alguna y crear un instrumento basado y criterios científicos y tecnológicos en cuanto al uso de las tecnologías".

Esta declaración ocurre en medio del debate por la falla ocurrida el pasado 7 de marzo de 2019 en el Sistema Eléctrico Nacional, que el gobierno atribuye a un ciberataque a dos centros de control de la companía eléctrica estatal Corpoelec, y que causó que casi todo el país estuviera varios días sin suministro eléctrico.

Como se recordará, la Ley de Infogobierno fue aprobada en 2013 por la Asamblea Nacional, y entre muchos otros preceptos importantes dio continuidad al Decreto Presidencial 3.390 emitido por Hugo Chávez en 2004, llamando a la migración a Software Libre y Estándares abiertos de toda la plataforma tecnológica del estado.

Si bien la Asamblea Nacional está en desacato, y confiamos que el TSJ emitirá una sentencia declarando ilegal cualquier intento de reforma, resalta mucho que, en medio de todos los problemas que tiene el país, la oposición coloque su mira en la Ley de Infogobierno y quiera colocarla como una de las primeras leyes a ser "reformadas", lo que posiblemente denote la presión que empresas transnacionales del mundo de la informática están haciendo para lograr reabrirse paso como proveedores del Estado venezolano, tal vez previendo una posible caída del gobierno de Nicolás Maduro para ser sustituido por uno más favorable con sus intereses.

Recordemos que diferentes voceros del gobierno estadounidense, como el  vicepresidente de ese país, Mike Pence, insisten en que la Asamblea Nacional de Venezuela es "el único órgano democrático legítimo en el país", desconociendo a los otros 4 poderes públicos venezolanos y dando apoyo a Juan Guaidó como supuesto "presidente interino" del país. El gobierno venezolano, presidido por Nicolás Maduro, ha denunciado que esta acción de Guaidó es un "golpe de estado en proceso", que busca la instalación de un "gobierno títere" controlado por Estados Unidos para dominar así al país que, según la página web de la CIA, tiene las mayores reservas de petróleo del mundo.

No es la primera vez que la Asamblea Nacional, elegida a finales de 2015 y de mayoría opositora, pone la Ley de Infogobierno en el centro de las controversias. Ya lo hizo en enero de 2016, cuando la entonces presidenta de la comisión, Dinorah Figuera, dio declaraciones similares anunciando la reforma de dicha ley.

Mientras tanto, siguen las denuncias en el Estado sobre lo poco que ha avanzado la ejecución de esta ley, sobre todo en los lugares más neurálgicos y estratégicos del Estado, que siguen confiándose a transnacionales del software privativo con el saldo antes mencionado.

De confirmarse la tesis del ciberataque al sistema eléctrico venezolano, no sería sorpresa para nadie, pues no sería raro que las transnacionales del software estén cooperando con los gobiernos del Primero Mundo para deponer lo que ellos consideran "una dictadura", mucho menos luego de las revelaciones de Edward Snowden sobre el poder de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y la cooperación que las empresas de software estadounidense tienen con ella, o la creación en 2009 de un "Cibercomando" del Ejército estadounidense, que realice ciberataques contra instalaciones de países enemigos con fines militares.

Mientras tanto, los entes venezolanos designados por la Ley de Infogobierno para fiscalizar y promover la migración a software libre prácticamente están desactivados y no cumplen su trabajo. En el Estado es muy poco lo que se habla sobre software libre y desarrollo de aplicaciones propias, ni siquiera porque el cerebro tecnológico de Corpoelec fue presuntamente víctima de un ciberataque que nos dejó varios días sin luz.

También habrá que ver qué hacen los miembros de la comunidad de software libre venezolana, que en su inmensa mayoría son opositores y muchos de ellos están públicamente defendiendo a Guaidó. ¿Lo seguirán apoyando a él y a su Asamblea Nacional?

lunes, 18 de marzo de 2019

REPOLITIZAR: GOBERNAR REVOLUCIONARIAMENTE. Reinaldo Iturriza López



Receloso como soy de los “instrumentos” para medir quién es más revolucionario que quién, y enemigo de los concursos de egos, me atrevo, sin embargo, a plantear que sí hay criterios para determinar cuándo se está gobernando de manera revolucionaria.
Lo haré en términos muy generales, recurriendo, una vez más, a la gastada fórmula del decálogo. Lo hago porque me parece necesario. Porque no es momento de distribuir culpas, pero mucho menos de concluir que todos somos culpables. Porque los análisis deben partir de nuestras prácticas, y en ningún caso pueden convertirse en un desfile de generalidades.
1. Un funcionario que se limita a administrar la institución, sea cual fuere, no es un funcionario revolucionario.
2. No hace falta la presencia de revolucionarios para que las instituciones funcionen. De hecho, éstas pueden funcionar perfectamente bien sin aquellos. El asunto es: ¿funcionar para qué, para quiénes? En el caso de los revolucionarios, lo que corresponde, siguiendo a Alfredo Maneiro, es actuar con “calidad revolucionaria”, es decir, hacer uso de nuestra capacidad “para participar en un esfuerzo dirigido a la transformación de la sociedad, a la creación de un nuevo sistema de relaciones humanas”.
3. Si además el funcionario se limita a administrar clientelarmente los “beneficios” del gobierno bolivariano, estamos frente a una gestión doblemente regresiva.
4. Mal puede exigírsele al pueblo chavista silencio y complicidad frente a estas prácticas. El malestar que ellas producen debe ser convertido en fuerza para la organización, la movilización y el control popular de la gestión. Si esto no sucede, el malestar puede degenerar en resignación, forzando a una parte del pueblo a incorporarse a las redes clientelares para así poder acceder a “beneficios”. Allí donde hay clientela deja de haber ciudadanos. Allí donde el chavismo alguna vez produjo politización, empieza a campear la despolitización. En otros casos no hay siquiera resignación: hay retirada de la esfera pública.
5. Repolitización significa gestión transformadora, movida por el principio universal de justicia. Ella supone una ética: a los revolucionarios les corresponde situarse “desde el lugar de los que sufren”, para decirlo con Dussel.
6. El comandante Chávez nos orientó sobre la necesidad de repolitizar la gestión en un momento en que se imponía el fenómeno de la gestionalización de la política revolucionaria. Esto ocurre cuando, frente a la crítica de la institucionalidad, los revolucionarios optan por ignorar la crítica popular y se refugian en la defensa de la institucionalidad. Común a todos los procesos revolucionarios, este fenómeno comenzó a perfilarse en Venezuela, por diversas razones, luego de la victoria en las elecciones presidenciales de 2006.
7. La gestionalización de la política revolucionaria no es una fatalidad. No existe algo como la irreversibilidad del proceso de burocratización de la revolución bolivariana. La acción oportuna de las fuerzas revolucionarias puede hacer revertir este proceso. Hay que desconfiar de todo aquel que “decrete” el fin de los procesos revolucionarios.
8. Un funcionario que se alía con los “poderes fácticos” para provecho personal o de grupo, de espalda a los intereses populares, no es revolucionario. Un funcionario que se limita a favorecer a grupos, por más que estos se autodenominen “revolucionarios”, no es revolucionario.
9. Si usted evalúa una gestión de acuerdo al grado de beneficio obtenido en lo personal, ignorando deliberadamente el cuadro general, usted no está actuando como ciudadano, sino como cliente.
10. No hay repolitización sin pueblo protagonista. Pero existe la tutela disfrazada de repolitización. La tutela es profundamente conservadora, antipopular. Quien la practica, se cree el único que sabe cómo hacer una revolución. Para quien se arroga el derecho de tutelar, la carga de la prueba siempre recae en el pueblo, que está obligado a probar, hasta el infinito, su condición de sujeto político, de ciudadano. Si las bases del chavismo resienten la actuación del funcionariado o el político corrupto, clientelar, el que tutela les exige disciplina, “conciencia”. Si las bases del chavismo se resignan o dejan de votar, no lo hacen de pleno derecho, sino porque les falta “conciencia”. ¿Quién les proveerá conciencia para que aquello no vuelva a ocurrir? El que tutela. ¿Qué ocurrirá con las causas del malestar? Probablemente permanecerán intactas, agudizándose el malestar popular. Al menos hasta que no se produzca, o se fortalezca, la alianza entre el funcionariado revolucionario y las bases populares.
Estos sencillos criterios tendrían que servirnos para identificar a los funcionarios, casi todos anónimos, que luchan por transformar la institucionalidad para ponerla al servicio de los intereses populares. Casi siempre lo hacen en silencio, trabajando incansablemente, sin esperar nada a cambio. Ellos se distinguen claramente de los liderazgos negativos: aquellos que en nombre del “poder popular” y de la crítica a la “burocracia” y, en ocasiones, simplemente en nombre de la “crítica”, pretenden imponer intereses personales o de grupos. Que el escándalo del que son capaces no nos distraiga.

SI YO FUERA EL INVASOR. José Roberto Duque


SI YO FUERA EL INVASOR

Si yo fuera el invasor tendría ya organizadas las acciones de penetración de tropas multinacionales, listas para actuar y atacar dentro del territorio de Venezuela. Esas tropas vendrían organizadas en batallones bajo el aspecto de simples cargadores de bolsas y cajas, presunta o hipotéticamente contentivas de alimentos y comida. Algunos se pondrían el respectivo uniforme de la Cruz Roja Internacional, otros el de religiosos y otros más el de diplomáticos. No olvidar que esta es la conspiración de los disfraces: si el figurín para efectos de las redes y medios de "información" es un soplaverga cualquiera a quien Trump disfrazó de presidente, de ahí para abajo cualquiera puede disfrazarse de lo que no es: presto para invadir con máscaras, disfraces, simulacros y hologramas.
Como eso de disfrazarse incluye la profusión de anuncios mentirosos y fintas que disfrazan los planes con palabras, si yo fuera el invasor andaría llenándome la jeta diciendo que voy a entrar por Cúcuta, pero a última hora intentaría una irrupción por cualquier punto de los 2 mil 200 kilómetros de frontera común.
Si yo fuera el invasor ya tendría clara en la mente la intención y alcances de la jugada: me presento en varios puntos de las fronteras norte, sur y oeste (¿y la este?) con las respectivas tropas, y comenzaría el desafío: si me dejan entrar, ya están invadidos; si me detienes, habrá disparos y la opinión pública internacional se pondrá de nuestro lado ("Maduro no dejó entrar 800 toneladas de alimentos y medicinas que su pueblo necesita, qué tipo tan malo"). Y si hay algún muertico (cosa fácil de conseguir mediante una simple provocación) entonces tendrán el despliegue guerrerista que todos estamos esperando.
Si yo fuera el invasor estaría ensayando desde hace semanas la entrada en acción de los receptores de aquellas cajas o bolsas: toda la estructura de guarimberos y activadores de los partidos antichavistas y antivenezolanos, sospechosamente desactivada o en reposo cuando se suponía que iba a estar más activa, pudiera reaparecer por allá con una enorme sonrisa recibiendo el regalo del día de los enamorados (alguien ya mencionó la fecha 14 de febrero). Tal como en los ensayos terroristas de 2014 y 2017, Voluntad Popular, Primero Justicia, Vente María Corina y demás sectas sifrinas, acompañada de gente de los barrios subcontratada para tareas sucias y de acción directa, carne de cañón como siempre, estarían preparándose para entrar en acción en aquellos parajes adonde se darán el abrazo de la traición con asesinos colombianos, brasileños y estadounidenses.
Si yo fuera el invasor tendría preparada la escena para un "trabajo" ya ensayado antes: show para las redes y los medios en las ciudades de Venezuela. Un puñado de performances que incluirían quema de basura, de bienes y de personas, enfrentamiento con los cuerpos policiales y la inmolación de algún idiota por andar jugando con pólvora (a ese idiota le tendría el afiche preparado: la cara del muchacho pendejo con el cielo y la bandera de fondo).
Si yo fuera el invasor ya tendría el gran titular que se repetirá en varios medios del mundo, sólo hay que copiarlo y pegarlo: "Maduro asesina a venezolanos por protestar pacíficamente". Es bueno siempre crearle varios frentes al enemigo, así sean frentes mediáticos y escandalosos, aptos para que los camarógrafos con ínfulas de reporteros de guerra se luzcan.
Si yo fuera el invasor ya tendría amoladita la narrativa de los derechos humanos violados de mis delincuentes. Asesino a quien liquiden en la calle por atentar contra la vida de otros, será presentado ante el mundo como el humilde libertador del pueblo venezolano, como un ciudadano con derechos a quienes la dictadura asesinó mientras él iba pasando y enfrentó al régimen con un ramo de rosas en las manos y unos cánticos del grupo ABBA en los labios. Iba a ponerse a cantar "Dancing Queen" y un esbirro comunista lo mató "con la explosión de una bomba lacrimógena" (esa arma de destrucción masiva de neuronas ya me ha funcionado antes; funcionará otra vez).
Si yo fuera el invasor ya tendría catalogados a los voceros y habladores de los grupos de derechos humanos, incluso a aquellos que dicen ser chavistas y dicen que rechazan la invasión a Venezuela, pero que cuando ven a un criminal muerto por andar jugando a la guerra (matando a los demás) entonces se lanzan rudísimas declaraciones. Tienen una imagen que cuidar; si no hablan lo suficientemente feo del régimen de Maduro, pudieran perder puntos en su gremio, y también pudieran perder fuentes de financiamiento.
Si yo fuera el invasor tendría ya operando en los organismos de inteligencia a los creadores del SEBIN del gobierno paralelo. Ya los efectivos de ese cuerpo (que ya no se llamaría así) estaría trabajando para la tarea de la limpieza y barrido que vendría. Poseen información profusa y valiosa sobre cada jerarca y militante chavista de las instituciones y las bases, y el Gobierno Bolivariano les paga por tenerla al día y organizada; son los espías perfectos.
Si yo fuera el invasor tendría en la mira también, como potenciales aliados de la invasión, al fragmento de opinadores y surfeadores de redes sociales que se hacen llamar chavistas, pero a quienes fue fácil convencerlos de que Estados Unidos y sus satélites atacarán a Venezuela porque su gobierno es corrupto. Ya los convencí de que a la Administración Trump le importa demasiado la pulcritud del gobierno de Venezuela y por eso es que voy a derrocarlo. Después de eso ya puedo convencerlos de cualquier otra cosa.


Los sectores que claman por invasión siembran odio y violencia contra el chavismo

José Roberto Duque, cronista y escritor venezolano en el programa Mientras Tanto y por si Acaso, que trasmite La Radio del Sur, al referirse a la coyuntura actual que vive Venezuela, donde ,existe una oposición entreguista, dijo que “nosotros somos países invadidos desde hace años, el capitalismo tiene vocación universal, el proceso de destrucción de culturales locales y de imposición de un modo de vida y de producción, de crear instituciones al servicio de las burguesías ,  tiene unos cuantos siglos”.
“Lo más preocupante de la actitud de los sectores que están clamando y organizando la invasión desde hace años es que han preparado a un segmento de la población a reaccionar con odio y violencia física contra el chavismo, sus símbolos y las personas que nos asumimos chavistas”, alertó.
“Todo el despliegue declarativo en las redes sociales está agarrando cuerpo en la calle, y eso es peligroso, que la gente asuma por una parte, que la solución a los problemas del país es ponerse a liquidar chavistas, empezando por su presidente y que nosotros a tomemos una actitud chistosa ,así como que aquí no puede llegar la guerra porque eso pasa en países remotos, me parece preocupante ”, indicó
Simulacros para enfrentar contingencias
“En términos prácticos, supongo, desde mi opinión que lo que tiene en mente el Gobierno Nacional es poner en acción a su fuerza armada que es lo que hacen todos los países del mundo cuando amenazan con invadirlo”, consideró.
“Ahora como pueblo debemos hacer simulacros en Venezuela para enfrentar las posibles contingencias que se presenten en caso de una intervención”, recomendó.
“Eso es decirle a la gente que hay que prepararse para la guerra y que hay que empezar a caernos a tiros desde ahorita, no, eso es simplemente un llamado a tomar en serio las amenazas del país más mortífero y poderoso sobre la tierra (EEUU) ,no tomarlo a chiste”, aclaró.
Mensaje a la militancia chavista 
“Duque envió un mensaje a la militancia chavista: “Hermano sí usted sigue creyendo en la fantasía que en el capitalismo podemos ser felices, sí usted cree que el socialismo consiste en que a todo el mundo le vamos a regalar casa y carro, sí usted cree que la Revolución es esa, usted no es de la parte nuestra, nosotros no estamos aquí para ser felices en capitalismo, nosotros estamos aquí para destruir el capitalismo”, afirmó 
Indicó que tenemos una oposición fascistas, un movimiento neonazi que se dio cuenta que no nos va a derrotar acudiendo a la voluntad popular,porque la gente que la representa esta separada desde su origen de clase, del pueblo .“ Ellos entendieron que sin ayuda internacional, sin los elementos guerreristas de la humanidad no van a poder derrocarnos y sospecho que esa tarea se la van a tomar muy en serio, para afirmar esto me baso en sus declaraciones en las redes sociales”.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

"La ANC es un Poder Constituyente centralizado, dirigido por el poder constituido"

Profundicemos la real batalla de ideas: 


Isaías Rodríguez: Lo menos importante ahora es una nueva constitución


Isaías Rodríguez

ISAÍAS RODRÍGUEZ

Credito: Archivo


18-12-18.-El ex-vicepresidente de la República y ex-fiscal Isaías Rodríguez ha pasado casi todo el año 2018 en Roma, en el ejercicio de su cargo diplomático: embajador de Venezuela en Italia. Pero eso no significa que haya prescindido de su actitud analítica y cuestionadora. En entrevista exclusiva con Supuesto Negado, habló de la actualidad nacional con una franqueza no muy habitual en los integrantes del servicio exterior.
Rodríguez, quien fue integrante y vicepresidente tanto de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 como de la actual, tiene una visión particularmente crítica del rol que ha desempeñado este cuerpo deliberante desde 2017. "De una institución extraordinaria y emergente ha pasado a ser un Poder Constituyente centralizado, dirigido por el poder constituido", expresó.
Advirtió que cuando se eligió el camino de la ANC, "el país votó a la paz y por la solución del problema alimentario; contra el acaparamiento, la inflación, el contrabando; por el acceso a la cesta diaria y a la posibilidad de vivir dignamente con sus salarios y su remuneración, y de esto muy poco ha conseguido y, para algunos, la situación no solo es peor sino que tiende a agravarse".
¿Qué balance hace del acontecer político venezolano en 2018?
No dispongo de toda la información para hacer un balance objetivo desde fuera del país. Las noticias llegan sesgadas. O todo está muy bien o todo está muy mal. La polarización no ayuda. Olfateando, creemos que el país está como asfixiado, aislado, desconcertado. La situación económica estrangula los sectores de menores recursos y, también, amplios sectores de las capas medias bajas. Se percibe poco o ningún control sobre la especulación y el alza de los precios, y una estabilidad social y política montada sobre una montaña rusa (sin alusiones específicas a Moscú). Las alianzas que dejó Chávez han permitido resistir la embestida brutal de quienes han hecho casi todo para derrocar al gobierno. No se ven muchos aciertos de mediano o de largo plazo por parte de los gobernantes. Hacia adentro del país se observa una guerra económica que se acentúa, y hacia afuera la guerra diplomática, con el control total de la información, por parte de los agresores. No percibo soluciones que no pasen por un reconocimiento real de la situación, sin triunfalismos, ni amenazas, ni discursos agresivos que luego no puedan ser recogidos. China y Moscú son buenos ejemplos políticos y diplomáticos de cómo no se debe manejar la arrogancia. Trump es, exactamente, el modelo contrario.
¿Cómo se explica que en un escenario económico tan complicado y con una avalancha de denuncias de corrupción, el gobierno haya obtenido tantos logros electorales y la oposición esté cada vez más fraccionada?
Los logros electorales hay que verlos entre comillas. Si los comparamos con los resultados de la oposición pueden calificarse de éxitos, pero si los comparamos con nuestros propios resultados electorales no lo son, y cada vez la abstención se expresa con mayor contundencia. La oposición malbarató su caudal electoral con posturas personales, engaños, trampas, desencuentros, pérdida de confianza en sus electores y en sectores independientes o frustrados por el gobierno, en la ausencia de proyectos alternativos, temor a no desautorizar la violencia, falta de participación en procesos electorales que pudieron haber ganado o fortalecido, para una expectativa posterior. Todo ello, ha sido infortunado para el país; es cierto, pero el gobierno no lo ha hecho mejor, y el país tenía puestas sus expectativas en el gobierno que eligió. Votó por él, no por la oposición. Fue a la Constituyente con esas mismas expectativas, y muy poco ha logrado. La derrota a la violencia de calle fue obra de los electores, no de la Constituyente. Esta se instaló en medio de una paz creada directamente por el pueblo. El país votó a la paz y por la solución del problema alimentario; contra el acaparamiento, la inflación, el contrabando; por el acceso a la cesta diaria y a la posibilidad de vivir dignamente con sus salarios y su remuneración. De esto muy poco ha conseguido y, para algunos, la situación no solo es peor sino que tiende a agravarse. El fracaso de la oposición no es nuestro éxito ni nuestro logro, es una caracterización del país que no excluye a los sectores que nos dirigen.
¿Qué se puede esperar del 10 de enero, en vista de la estrategia imperial de desconocer (una vez más, pero de manera reforzada) a Nicolás Maduro?
La propaganda contra el presidente, dentro y fuera del país, es bestial. No luce útil, sin embargo, para Estados Unidos agredir militarmente a un país como Venezuela. Sus propios aliados latinoamericanos han tenido el cuidado de no sumarse ciegamente a una invasión que, al justificarla, también puede ser buena para ellos. Solo los que han hecho de la obediencia un punto sin retorno (muy pocos) siguen empeñados en ser caballos de Troya de la amenaza militar del gobierno de Trump. Ello podría producir un desconcierto a mediano plazo en Suramérica. Por otra parte, la crisis de Argentina es real, en Colombia no habrá estabilidad política mientras se sigan asesinando los cuadros que aparecieron a través de los Acuerdos de Paz; Perú es una interrogante desde los tiempos de la independencia, pues ni San Martín ni Bolívar pudieron tener éxito allí. Bolsonaro ha sido una respuesta al Partido de los Trabajadores, pero su unidad actual no es para siempre, por lo demás son 45 millones de votos contra el nuevo presidente del Brasil. El mundo está desencajado, Francia, Alemania, Inglaterra y España tienen estabilidad a medias, los conflictos económicos en sus territorios y con los propios EE.UU. son graves. En Europa la ultraderecha se ha consolidado en un fascismo de nuevo tipo. No creo en una guerra mundial por Venezuela, pero las decisiones a tomar por parte de quienes actúan como contrapesos en la paz mundial, no pueden, ni deben estar sujetas a tremendismos. En consecuencia, todo puede ocurrir, pero hay alguna necesidad de conservar el equilibrio de un planeta que no solo tiene problemas de cambio climático, sino también de desempleo, migraciones, desgaste de grandes gobiernos y un peligroso control extraestatal de la economía global por inmensos capitales con poder bélico y político.
¿Es de esperar que en 2019 la Asamblea Nacional Constituyente se concentre finalmente en discutir una nueva Constitución?
La ANC fue la respuesta a una coyuntura. Cada vez estoy más convencido de esta apreciación. Fue una respuesta "táctica" que, en mala hora, se transformó en "estratégica". Se la ha utilizado para todo y se ha desgastado tanto como, o más, que el gobierno. De una institución extraordinaria y emergente ha pasado a ser un Poder Constituyente centralizado, dirigido por el poder constituido. En mi opinión, hoy lo menos importante para el país es darle una nueva Constitución. La gente de la República Bolivariana de Venezuela necesita sobrevivir a los odios, a su exasperación, a su desesperación, a su inestabilidad, a la necesidad de tener paz, a vivir con dignidad y a confiar en sus instituciones y en una economía transparente.

domingo, 9 de septiembre de 2018

SALARIO, PRECIO Y GANANCIA. Por: Pascualina Curcio

Por: Pascualina Curcio


Los venezolanos tendremos dos unidades de cuenta: el bolívar soberano y el petro. Todos los precios de la economía y el salario, deberán estar expresados en ambas unidades. El objetivo es que se garantice una proporción fija entre salario y precio, se cierre la brecha y no se vuelva a abrir.
En este esquema, el salario mínimo será 0,5 petros y el precio de 1 Kg de harina de maíz será 0,0055 petros. 1 kg. de harina siempre representará 1,11% del salario, sea en bolívares o en petros.
Es a través del precio que los dueños del capital se apropian del excedente de la fuerza de trabajo. Al aumentar el precio y quedar rezagados los salarios, aumenta la porción de la fuerza de trabajo no retribuida al obrero, lo que origina un aumento de la ganancia en la misma proporción en la que se le disminuye, al trabajador, la posibilidad de cubrir, incluso, el valor de los bienes necesarios para reproducir y mantener su fuerza de trabajo. Lo expone Marx en su trabajo: “salario, precio y ganancia”.
La hiperinflación es la muestra más representativa de los planteamientos de Marx: es así como un panadero que devengaba en Venezuela un salario mínimo de 50 BsS mensuales solo podía comprar al mes 3 panes de los que él mismo producía durante la jornada de trabajo (cada pan tiene un precio de 15 BsS). Calcule usted la ganancia.
La posibilidad de fijar, en petros, las proporciones entre el salario y los precios, debe ser aprovechada para garantizarle al obrero, que le sea retribuido todo el valor de su fuerza de trabajo. En otras palabras, que el salario le sea suficiente para cubrir sus necesidades y más.
El precio de la canasta básica para un mes debe ser, en petros, mucho menor a los 0,5 petros de salario mínimo mensual.
Es el caso que la lista de 25 precios “acordados” que fue publicada suma 0,31 petros. Se trata solo de algunos alimentos. Sugerimos se revise la proporción salario-precios. Lo que equivale a decir, revisar también la ganancia.
Sugerimos que sean transmitidas las reuniones en las que se están acordando los precios, así todos tendremos la oportunidad de ver, en vivo, la puesta en escena de la principal manifestación de la lucha de clases que se materializa en la relación salario, precio y ganancia.
Fuente: Radio Nacional de Venezuela.  https://t.co/8t3ZzMwqVM